Las termas son un buen plan durante cualquier época del año, pero en invierno se convierten en una propuesta que no puede faltar.
Las aguas termales tienen efectos sedantes que disminuyen el estrés, relajan el sistema nervioso, limpian los tejidos, desintoxican el organismo, hacen un aporte antiinflamatorio y analgésico, relajan la tensión de los músculos y las articulaciones, mejoran la textura de la piel y ayudan a eliminar toxinas.
Sus efectos varían según la temperatura que desprende del centro de la tierra: aquellas que rondan entre los 30° y 34° sirven para mejorar la circulación, las que van de los 35° a los 37° son ideales para utilizar como sedantes, las que llegan a los 37° y 39° son descontracturantes, y las que tienen una temperatura entre los 40° y 41° son útiles para las enfermedades crónicas.
Argentina tiene una gran cantidad de destinos que poseen estas aguas milagrosas. Las Termas de Río Hondo, en Santiago del Estero, son conocidas como la “Ciudad Termal” del país, porque no se trata solo de un centro, sino de toda un poblado asentado en catorce napas mesotermales con agua mineromedicinal.
La oferta de Jujuy incluye el emblemático hotel spa Termas de Reyes, a menos de veinte kilómetros de la capital provincial. Salta cuenta con el complejo termal El Sauce y el hotel Termas Rosario de la Frontera. Catamarca cuenta con el complejo termal La Aguadita en Tinogasta, el efluente termal Villa Vil en Fiambalá y las aguas termales de Quebrada de Hualfín. En La Rioja se puede disfrutar de Santa Teresita y Los Mogotes. Mientras que en Tucumán la hostería termal de Taco Ralo está a disposición de los viajeros durante todo el año.
En tanto, las Termas del Salado son las más cercanas a la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, se encuentran en General Belgrano, a una hora y media del centro porteño. Sin embargo, la provincia también ofrece otras atracciones termales en Mar del Plata, San Clemente del Tuyú, Carhué-Epecuén, Dolores, Pedro Luro y Necochea.
En el Litoral, Entre Ríos posee una oferta de 17 centros termales distribuidos en toda la región, los cuales la convierten en un gran destino con características singulares. Asimismo, en la provincia del Chaco se encuentran las termas de Roque Sáenz Peña.
En Cuyo, Mendoza regala la posibilidad de disfrutar de las Termas de Cacheuta, de Lahuen Co, Los Molles, El Challao, Puente del Inca y El Sosneado. A ello se le suman las opciones de San Juan: Las Flores, Pismanta, Talacasto, el pueblo termal de Pampa del Cura y La Laja (Albardón). San Luis ofrece San Jerónimo, un camping municipal y hostería; el complejo termal municipal y el hotel termal de Balde. En Córdoba, una buena opción es Serrezuela, en las termas de Quincho.
En la Patagonia, las termas de Copahue en Neuquén son las únicas del mundo que reúnen una innumerable cantidad de recursos minerales naturales como aguas, fangos, vapores y algas. Mientras que la laguna Guatraché y Larroudé son las propuestas de La Pampa.
Con todas estas opciones, solo queda elegir un destino y prepararse para disfrutar del termalismo, una propuesta que siempre combina recreación y bienestar.
