Ponerle un stop a nuestra rutina, darle lugar al descanso, buscar opciones propicias para relajarnos y aliviar el ritmo cotidiano, es primordial para vivir una vida equilibrada.
Reconectarnos con nosotros mismos, con nuestra esencia, no debería ser un privilegio, sino una necesidad básica como respirar, dormir, comer. Para mantener una vida balanceada y que nuestra alma y mente estén en paz, es necesario propiciarnos escapadas a la naturaleza que nos hagan resetearnos y empezar de nuevo. Acá te dejamos tres opciones para desconectar, sin tener que recorrer grandes distancias de la capital.
1-Delta del Tigre
Si bien su existencia goza de una gran popularidad, es un lugar poco explorado en profundidad. Este tesoro de la naturaleza queda a sólo 30km de la Capital Federal y cuenta con cientos de islas con más de 350 ríos y arroyos. El agua es un factor protagonista en el Delta e históricamente tuvo un fuerte simbolismo sagrado como fuente de vida y energía divina. Las sacerdotisas hacían baños de purificación con ella, fiel transmisora de información de culturas ancestrales. Ir a pasar el día, comer en uno de sus restaurantes o alquilar una cabaña por el fin de semana, es una excelente opción de relax.
2-Punta Indio
Este municipio se encuentra a 150 de CABA y propone una estadía de descanso en un ambiente campestre y ribereño. Cuenta con playas, senderos y monumentos. La localidad ubicada a orillas del Río de la Plata, está rodeada por el Parque Costero Sur- declarado como Reserva de Biósfera por la UNESCO- y cuenta con tres playas que invitan a conectar con el relajante sonido del oleaje. El balneario El Pericón es ideal para animarse al desafío de los deportes náuticos como el kitesurf o para llevar adelante el tradicional ritual de la pesca. También se puede disfrutar de un almuerzo en los establecimientos gastronómicos del lugar o en las mesas y bancos dispuestos bajo los ceibos.
3-San Antonio de Areco
Está ubicado a más de una hora de la Ciudad de Buenos Aires. Un destino en el que el descanso está asegurado. Los viajeros podrán conocer la tradición, el encanto, las callecitas coloniales, las pulperías antológicas y un inigualable clima de paz. Este pueblo con arquitectura colonial y costumbres gauchescas, es uno de los preferidos por los turistas, porque condensa en un solo espacio, muchos placeres simples. Tiene una costanera con un puente viejo que es ideal para tomarse fotos y llevarse postales del lugar.
