Los alfajores son las golosinas más consumidas en Argentina y es el principal souvenir que se llevan los turistas cuando visitan los diferentes destinos del país. Por ello, les traemos uno de los emprendimientos riojanos que se encargan de elaborar estas delicias.
La Cayana es un emprendimiento familiar que se dedica a la producción de alfajores y bocaditos artesanales de exquisita calidad. Se encuentra en la ciudad capital de La Rioja. Los propietarios e impulsores de la idea son Karim Rearte y Natalí Carrizo, quienes buscan con sus productos conmemorar el origen, la cultura y la identidad de los pueblos, rescatando sus valores y costumbres ancestrales.
Crean sus propias recetas, las cuales se destacan en el mercado por la selección cuidadosa de harinas alternativas de la provincia, como la harina de algarroba, de cocho y de maíz.
“Cuando era niño me crié consumiendo alimentos a base de harina de algarrobo y cocho. Al ver que esta tradición se iba perdiendo, sentí la necesidad de hacer algo. Allí surgió la idea de crear un producto. Fuimos elaborando bocaditos en base de las dos harinas y después surgió la temática del alfajor, que fue consagrado a nivel nacional: El alfajor de Cocho”, contó Karim Rearte. De esta manera brindan a los clientes un producto artesanal que se caracteriza por un sabor autóctono y original, con la mejor materia prima riojana.
Denominaron a su empresa: “Cayana”, por la forma que tostaban los granos y las semillas los pueblos originarios. Lo hacían mediante la callana, un contenedor de tamaño mediano o grande. Esta práctica perdura en la actualidad en las comunidades más remotas de La Rioja.
Además de las costumbres, tiene en cuenta la importancia de la calidad alimentaria, la higiene y la responsabilidad social. “Tenemos especial cuidado en los procesos de elaboración. Nos exigimos cuidar la calidad de las materias primas, en el procesos de preparación, en los modos de almacenamiento, envasado y empaquetados de nuestros productos”, explicó el propietario.
A pesar de que su principal consumidor era el turismo, supieron adaptarse a la situación, y gracias a que el emprendimiento está dando frutos económicos -vende cerca de 7.000 unidades mensuales en sus 12 puntos de venta – incorporaron nuevos empleados. “Comenzamos con un equipo de 5 personas y hoy somos 10”, dijo Rearte.
Emprender en medio de una pandemia es una decisión muy difícil y en relación a ello expresó: “Éramos conscientes de que estábamos en un momento muy inestable en relación a los precios de los materiales. Pero de todas formas arrancamos. Lo importante es no tener miedo y dar el primer paso. Nosotros hicimos eso, dimos el primer paso y sacamos un producto con todas las normas que nos representa como riojanos”. “Gracias al programa del ‘alfajor riojano’ del Ministerio de Turismo y Cultura pudimos empezar a fabricar nuestros alfajores”, agregó. Y dio un mensaje para todos los emprendedores: “Si tienen una idea, luchen por esa idea. A veces vale la pena seguir el sueño que uno tiene. No es fácil pero es fructífero al final del camino”.
Variedades de Alfajores
Alfajor de Cocho: Elaborado con harina de cocho. Aporta energía para el cerebro, mejora la concentración y favorece la obtención de carbohidratos, proteínas y grasas.
Alfajor Patay: Elaborado con harina de algarroba blanca que favorece el sistema inmunológico. Cuida la piel, cabello y uñas. Es un alimento energético, por lo que es excelente para personas que realizan actividades deportivas o que tienen altas exigencias físicas y mentales. Mejora la memoria, retrasa el envejecimiento y la aparición de enfermedades degenerativas.
Alfajor clásico: El alfajor clásico está elaborado con harina de trigo, a la cual se le agrega chocolate en polvo orgánico. El mismo es reforzado por una combinación de cítricos que consiguen amalgamarse con el conjunto. Bocadito de Tacu: Este bocado originario está elaborado con pura harina de algarroba y maíz, el cual intensifica su sabor y genera una deliciosa sensación gustativa con el dulce de leche y el chocolate.
