jueves , 25 abril 2024
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En primera persona – Mes favorito

Bianca Orellano

Autora: Lucila Molina

Nuevamente me encuentro en unos de mis meses favoritos, el famoso y esperado enero. Enero es aquel mes en el que si conseguimos algo de suerte y si los astros se alinean, logramos salir de nuestra cotidianeidad. Enero es un mes de experiencias y aprendizajes.

Otra vez me encuentro viajando. Sinceramente creo que conocer lugares nuevos es la mejor educación existente a nivel cultural, a nivel aprendizaje, a nivel convivencia y a nivel personal indudablemente.

Este viaje en particular me lleva a escribir sobre la paz mental. Hace un par de días que iniciamos nuestro camino por el sur de nuestra querida Argentina. Tantas veces brotaron de mi boca palabras que hoy no deseo incorporar a la descripción de mi país. Absolutamente no tenemos nada que envidiarle a otros países.

En este momento se preguntarán por qué hago referencia a la paz mental.

Ahí va, 20 días planeados, lugares distintos, paisajes impactantes y personas con un aura diferente. Por otro lado, una carpa, cuatro aislantes, cuatro bolsas de dormir y simplemente, la inmensidad. Hoy 8 de enero de 2020, puedo asegurarles que no hay mejor terapia que acampar. La naturaleza te sobrepasa, te sorprende e indudablemente te enamora.

El cerebro deja de pensar en aspectos que no valen la pena. Las preocupaciones se toman vacaciones y nuestra mente queda totalmente reseteada. Y no sólo reseateada, sino que también se encarga de desechar todos las ideas insignificantes que pasaron por nuestra cabeza alguna vez. Lo importante pasa a ser la cocina, la comida, el gas, la luz, las canaletas si llueve, el frío y básicamente que la carpa esté en condiciones. El resto es disfrutar. 

Disfrutar de un buen fuego, del calor, de las vistas increíbles, de las personas que uno va conociendo, de los amigos con los que uno viaja, de las infinitas fotos que intentan retratar lo vivido, de las risas sin fin y principalmente de la vida. La frase “todo pasa por algo” y “todo es experiencia y aprendizaje” se volvieron el “che’ de nuestro viaje y grupo.

Con una mano en el corazón, les cuento que estoy muy asombrada del tiempo que pasamos con el celular, de los momentos que nos perdemos y sin duda de la cantidad de basura que acumulamos año tras año en nuestra indefensa cabeza.

En este lugar logramos olvidar la existencia de nuestros celulares, aprovechamos los días al máximo, conocemos gente y disfrutamos de una buena charla profunda rodeada del paraiso natural.

De verdad me siento sumamente agradecida de poder ver todo lo que nos estábamos perdiendo y todo el lugar de nuestro cerebro que estábamos desperdiciando. Hoy disfrutamos y disfrutamos mucho. Hoy pensamos en lo indispensable y tomamos cada error como un nuevo aprendizaje, y a lo que de verdad no importa, lo dejamos ir.

Si viajar con amigos, disfrutar de la naturaleza y desechar preocupaciones que no valen la pena no es sinónimo de salud mental, entonces no conozco su significado.

Autora: Lucila Molina

Imagen: Bianca Orellano

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